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Sep 22, 2013

Conserje del Alejandro Serrano Aguilar: "La vida me enseñó a valorar su trabajo"


Tiene 61 años de edad pero la entrega a su trabajo parece el de uno de 20. Segundo Llivichuzca se da tiempo para todo, es especial para dejar lo más presentable posible el interior del estadio Alejandro Serrano Aguilar. Es conserje del escenario desde hace 14 años. Con la ayuda de un compañero, corta el césped, barre los graderíos, baldea camerinos y hace no mucho también le designaron limpiar todos los servicios higiénicos.
Su labor, como anónima, no es sencilla. Después de un partido de fútbol necesita cerca de tres días para recoger los desechos que dejan los hinchas y que las deposita en alrededor de 60 a 70 fundas de basura. “Antes nos demorábamos como cinco días, porque el barrido era solo con la escoba; ahora, una máquina empuja la basura y nosotros solo tenemos que recoger”.
En días ordinarios tampoco descuida la limpieza. Con sus botas de caucho color amarillo, pantalón y camiseta deteriorados por el mismo trajín de su trabajo, recorre las instalaciones en compañía de una escoba y una funda plástica. De vez en cuando también empuja la carretilla y con una pala echa abono en ciertos sectores de la cancha.
Los martes, jueves y sábados se dedica al trote desde las 04h00 y cuando asiste a las reuniones en Alcohólicos & Anónimos, le da duro al indoor y al vóley. “Yo antes no supe cuidar me trabajo, me cuidaban como a un niño para saber donde guardo el trago. Hoy tengo dos trabajos y en ninguno me llaman la atención por nada… es halaja (lindo) estar sin alcohol, ver como amanece y anochece, antes ni yo mismo sabía mi nombre”.
Aunque le proponen hacerse hincha del Deportivo Cuenca confiesa que morirá fiel a El Nacional, club al que le agarró cariño cuando era conscripto y el Ejército los llevaba a los estadios para dar fuerza a los Puros Criollos.
Así trascurre la vida de Segundo, oriundo de Molinopamba, parroquia Ricaurte. Con su labor silenciosa y sacrificada aporta con un grano de arena al deporte azuayo. “Debemos tener un poco más de respeto al estadio… a veces destruyen mallas, urinarios, manchan con pintura las paredes de los baños, rompen las tazas… solo pido a los hinchas que seamos un poco más cultos”.

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