Precisamente eso preocupa a los últimos inquilinos que tiene el predio, siete jugadores de la sub-18. Iván Caicedo, Alexis Crespo, Aldair Delgado, Ronaldo Mina, Edson Vallecilla y Agustín Cabanilla son los elementos que habitan en el complejo.
Ayer solo estaban cuatro, puesto que Vallecilla estuvo entrenado en la reserva junto con el plantel de primera y Cabanilla fue prestado al Gualaceo.
Del grupo, Alexis Crespo es el más antiguo en este lugar. El juvenil de 17 años, oriundo del cantón El Triunfo, provincia del Guayas, llegó en abril del 2014 buscando ser un futbolista profesional. “La convivencia con los chicos es buena, después de tanto tiempo se ha formado una familia”, explicó Crespo.
Según el futbolista, el lunes anterior conversaron con dirigentes del equipo, quienes les comunicaron que no se preocupen por su estadía en la ciudad. “Tuvimos una conversación con gente relacionada con el club y nos pidieron mucha tranquilidad, que no nos preocupáramos porque ellos van a hacer lo posible para buscarnos donde vivir porque somos de afuera”, agregó Crespo.
Para Ronaldo Mina, oriundo de Esmeraldas y que está en el complejo desde enero de este año, la convivencia con el resto de sus compañeros ha sido “bastante agradable”. “He conocido muchas personas amigables y el entrenar todos los días en este complejo me parece un sueño, lástima que tengamos que irnos de este lugar”, apuntó el jugador.
Iván Caicedo es el inquilino que menos tiempo pasó en Patamarca, llegó en marzo de este año y busca una oportunidad en el equipo de reserva; es primo de Jhon Nárvaez, jugador de Emelec, y se siente conforme con su paso en el club rojo. “Me desenvuelvo de volante cinco y espero quedarme mucho tiempo aquí, aunque por esas cosas de la vida tenemos que salir del complejo”, afirmó el elemento, quien está a la espera de firmar su contrato puesto que ya cumplió 18 años. “Para la segunda etapa me confirmaron que van a arreglar mi situación”, concluyó.
Ninguno de los jugadores antes mencionados reciben viáticos del club y deben arreglárselas con lo que sus familiares les envían desde sus lugares de origen. “Nosotros entrenamos y comemos aquí y para los gastos personales recibimos dinero de lo que nos envían nuestros padres”, afirmó Mina.
“Debemos acomodarnos, pero así toca si uno quiere ser futbolista”, declaró Crespo. Todos los jugadores terminaron sus estudios secundarios y están a la espera de que puedan continuar sus estudios en la universidad
Su preocupación en este tema es real. Los jugadores juveniles que habitan en el complejo esperan que se les notifique el lugar a donde van a ir. Muchos se preocupan porque el Deportivo Cuenca no tendrá una cancha para entrenar, pero la situación va más allá, el club se queda sin su casa.
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