La venta de las entradas en las boleterías del escenario se inició con una hora de retraso, a las 10:00. Lo que agitó más la desesperación de la afición.
La excesiva cantidad de personas (alrededor de 4.000) produjo varios incidentes entre la hinchada y los uniformados, que incluso utilizaron la fuerza para exigir el orden, por eso se registró la agresión a una persona de la tercera edad por parte de la policía montada. Además, discapacitados se quejaron por la falta de organización y por no tener facilidades para la compra de los boletos.
El mayor Luis Parra, encargado del operativo de control en el estadio, expresó que “lastimosamente la directiva del Deportivo Cuenca no tuvo ninguna organización para este proceso”, por lo que justificó la intervención policial.
En medio de este caos, los revendedores aprovecharon para intentar apoderarse de un considerable número de entradas. La especulación elevó el costo de las entradas hasta en $ 20 más del valor original. Por ejemplo, una general de $ 12 se revendía en $ 35. Sin embargo, la Policía realizó un operativo para frenar esta reventa. Entradas para canarios
En cambio, en la Plaza de Toros de Cuenca, donde los hinchas guayaquileños debían canjear los pases que pagaron en el puerto principal, no hubo problemas. Unos 35 policías controlaron el orden en este sitio. Al cierre de esta edición se reportó que las entradas en Cuenca se habrían agotado. Los revendedores aún ofrecían boletos en las calles.
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